domingo, 30 de marzo de 2008

Un día de cine




Hoy Lucía ha ido por primera vez al cine. Ha sido alucinante, emocionante. Llevo toda la semana prometiéndoselo y esta mañana desde que se levantó ya me estaba diciendo: Papi hoy me llevas a ver la peli del elefante, ¿vale?.


Parece una chorrada, pero para mí, que no comparto muchos momentos con ella, ha sido maravilloso. Son muchísimas las cosas que me estoy perdiendo de mi niña, cuando pasan los días y la vuelvo a ver, me parece que ha pasado una vida. Ya habla claramente, pregunta, razona...

Son tantos los cambios en su cara, sus movimientos, su forma de expresarse de un dia al siguiente que la vulevo a ver!!!

Hoy nos hemos levantado, desayunamos viendo Pocoyó, paseamos por el parque, luego al baloncesto (que por cierto le encanta), comimos pizza y por fin, al cine. Mientras entrábamos me fijé en su carita; sus ojos, tan grandes! no perdían detalle de nada de lo que sucedía a su alrededor. Cuando vio la máquina de las cotufas dijo: "ay va papi, mira cuántas cotufas!!". Entrando en la sala su expresión fue: "qué tele más grande!!" . En serio fue emocionante compartir este momento con mi hija. Ver su cara, oír su risa y contestar a sus preguntas. Otro momento en la vida de my girl que no olvidaré nunca.

2 comentarios:

Ana Gallardo dijo...

A veces, no se si en nuestra soberbia o en nuestra ingenuidad, nos hacemos la vana ilusión de que enseñamos a vivir a nuestros hijos... ¡que gran error! Son ellos, con sus ojos ávidos e inocentes, los que nos enseñan las maravillas del mundo para las que parecemos ciegos cuando estamos solos; son ellos, con su lógica aplastante, los que dan sentido a un mundo que nos rodea pero nos es ajeno; son ellos en definitiva los que, con sus miradas de admiración y gratitud, con sus manitas regordetas alrededor de nuestro cuello, dejan claro que nada será igual a cuando no existían, que nunca podremos prescindir del placer de amarlos.

Amigo, se de tu felicidad y te deseo que este sea solo el primero de miles de días inolvidables.

Azul Flojo dijo...

Ana no sé si la enseño a vivir, ni siquiera sé si le enseño algo. Sólo sé que en momentos de depresión y tristeza es ella la que me impulsa, la que me da fuerzas. Cualquier momento con ella, merece una vida. Gracias por tus deseos de felicidad amiga, son mutuos.
Un beso enorme.


"Debo leer en el mar la lección de lo inmenso y renombrar el color que la vida me enseña debo saber respirar un oxígeno fresco y regresar a ese sol que contigo me espera"

Silvio Rodríguez