jueves, 31 de mayo de 2007

Tus ojos de gata…
Recuerdo que cuando nos vimos hace unas semanas tuve la misma sensación que la primera vez que se cruzaron nuestras miradas. Fue todo
silencio alrededor, como si todo se moviera a nuestro alrededor y nosotros estuviéramos en pausa. No recuerdo la música que sonaba; ni falta que me hace; sólo recuerdo como brillaban tus ojos. No eran ni el Tigris ni el Éufrates, pero eran mi Tierra Prometida. Verdes intensos, un verde coral que te atrapaba y te arrastraba hasta las profundidades.
Ayer fue igual que la primera vez que nos amamos. Tu olor era como llegar a casa después de un viaje.
En tu cuerpo desnudo nunca me canso, siempre ha sido territorio de muerte obligada
Tus pechos me sorprendieron como una emboscada y en tu ombligo lecho de flores…
Bebimos el uno del otro. Corrimos con prisa hacia el amanecer para ganarle la batalla al tiempo. Siempre me has parecido frágil y fuerte a partes iguales. Una pura contradicción en perfecta armonía.

Curaste con tu boca mis heridas de guerra. Acariciaste mis alas con las yemas de tus dedos. Me envolviste por completo con tus brazos y tus
piernas, y nos acurrucamos.
Banot Mito

"La gota de rocío"




La gota de rocío
del cielo se cayó
y en ella el amor mío
la carita se lavó.
Pero era tan temprano
que no salía el sol
y se helaron las manos
y mejillas de mi amor.
Creí que las estrellas
la iban a buscar
y que en su cara bella
se ponían a jugar
me dijo: tengo frío,
acércame calor
y fui con tanto brío
que encendí su corazón
y mientras la besaba
me dijo en un temblor:
esto es lo que faltaba
para que saliera el sol.
!Oh, gota de rocío
no dejes de caer
para que el amor mío
siempre me quiera tener.

martes, 29 de mayo de 2007

Desnuda y con sombrilla



Tú sentada en una silla

Yo de pie con expresión de lord
Tú desnuda y con sombrilla
Yo vestido pero con calor.
Tú con uñas y con dientes
Mirándome de frente
Con brillo de matar
Yo retrocediendo un poco
Llenándome de un loco
Deseo de sangrar.
Tú besando tus rodillas
Yo discreto pero sin rubor
Pero tú creando maravillas
Yo soñandome esquimal, sin sol.
Tú con un ritmo tan lento
Buscando un alimento
Frotado con alcohol.
Yo de pronto ensimismado
Mirándote alelado
Colmada de licor.
Tú ardiente y sin capilla
Yo quitándome el sombrero alón
Pero tú dispuesta la vajilla
Yo al filo de mi pantalón.
Yo a punto del delirio
Extraigo un sólo cirio
Que poso ante tu flor.
Tú susurrando un misterio
De un no se qué venéreo
Me dás un protector.
Tú sentada en una silla
Yo de pie con expresión de lord
Pero tu desnuda y con sombrilla
Yo vestido pero con calor.

Yo, tú, él.
Silvio Rodríguez

lunes, 28 de mayo de 2007

El Ángel camina en penumbra.


Hoy me he exiliado de mí mismo...


Me he dado cuenta de que sólo soy una metáfora.
Soy paisaje, llanura, cordillera, río...
soy la orilla, el mar, el mar adentro y el fondo del mar.

Qué gracia, precisamente hoy, soñé que existías...
Caminé y me acosté sobre la tumba fría de tu recuerdo.
He abierto nuestra caja de recuerdos... estaba vacía.
¡Ni siquiera quedaban ya nuestras peleas!
Hoy soñé que existías...
¡Qué alivio...! sólo fue un sueño.
Encendí la luz y me abrí paso entre la penumbra.
Banot Mito
"Debo leer en el mar la lección de lo inmenso
y renombrar el color que la vida me enseña
debo saber respirar un oxígeno fresco
y regresar a ese sol que contigo me espera."
Silvio Rodriguez

jueves, 24 de mayo de 2007

El Ángel titubea


Hoy me he dado cuenta:

Llevo mucho tiempo dando vueltas como una noria. Me manejo en los mismos trayectos. Transito los mismos parajes. Cohabito en los mismos lugares. Evito algunas pasiones por miedo a morir lentamente, y tal vez esté muriendo más rapidamente por evitarlas.

Quiero apostar lo cierto por lo incierto!! Pero me da pavor.

Tengo miedo a las risas enlatadas y a los bostezos.

¡DAME UNOS GRAMOS DE ILUSIÓN! ¡DAME ESE VINO DULCE DE TU BOCA!
Banot Mito

El Ángel vuelve a perder

Estoy prevenido...
He muerto y nacido tantas veces, que de sobra se como son las reglas del juego...
Sin embargo, hoy he vuelto a perder.

Una cacofonía me distrae del camino
Viene de la cama,
me habla de dos pubis que derriten la nieve,
de jirones de piel y sábanas,
de mares remotos embravecidos que rompen de nuevo en el acantilado,
de cicatrices en lugares insospechados,
de heridas no cicatrizadas,
de mapas dibujados una y otra vez con anotaciones en los bordes,
de direcciones prohibidas y ceda el paso...
el caballo galopa furioso, pero no desbocado...


¡Vuelve al libro de Neruda!
Quizás yo vuelva algún día...

cuando me llames.

Banot Mito

martes, 22 de mayo de 2007

Lucía

A mi hija, lo más grande de mi vida.

lunes, 21 de mayo de 2007

Lucía



Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir, Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar.El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor.Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:
"Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días"
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida.Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:
"Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas"
El buscador se sintió terriblemente conmocionado.Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba.Una por una, empezó a leer las lápidas.Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años...Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó.Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.-No, por ningún familiar —dijo el buscador—. ¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?El anciano sonrió y dijo:- Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...:“Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda, qué fue lo disfrutado.A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media...?Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso...¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo...?¿Y la boda de los amigos?¿Y el viaje más deseado?¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?¿ Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?¿Horas? ¿Días?
Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... Cada momento.
Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido".


Lucía, cada vez que leo este cuento, siento que en mi tumba deben poner la suma de los días que pase contigo. Un día sin verte, sin jugar contigo, sin bañarte, darte la cena y acostarte. Un día sin que me despierte por la mañana con tu vocecita diciendo:" Vamos papito", y tirando de mi manta para que te acompañe a ver los dibus en la tele. Un día sin desayunar juntos, llevarte al cole, ir al parque o la playa; un dia sin tu sonrisa, tus ojos grandes llenos de vida, tu manera de observar y de querer saber. Un dia sin un besito o un abracito con tu cuerpecito. Es un día que he perdido en la vida.

Te quiero hija mía. Perdona mi parte de culpa.

viernes, 18 de mayo de 2007

Yo en South Park


Ja ja ja ja, gracias Efrencito. Tú siempre tendiendo tu mano.

lunes, 14 de mayo de 2007

El Bocadillo

Dormir en el pueblo de mis abuelos los fines de semana era, lo que más feliz me hacía en la infancia. Ahora lo recuerdo con una mezcla de dolor y felicidad que me hace sonreír, mientras se resbalan lágrimas por mi cara y un dolor me atraviesa el las entrañas.
No pretendo ser poético. Ya dije que esto era un ejercicio casi egoista para curar mi alma. Así qué, perdonen mi falta o exceso de lirismo en cada frase. Voy a escribir lo que siento en cada momento.
La casa de mis abuelos era enorme. Tenía cuatro pisos. Era angosta, gris, con suelo de cemento y paredes sin encalar. Recuerdo barricas de vino, olor a mosto y azufre quemado, botellas de aguapata. En el fondo estaba el lagar. a la derecha una mesa de madera verde medio despintada y unos troncos de madera que hacían de banquetas. Era mi lugar de juegos favorito. Allí guardaba mi bici. Era una bicicleta de carreras antigua heredada de mi padre. Recuerdo que hace pocos años la vi y me pareció que seguía igual; con aquel rojo apagado y sus ruedas negras y blancas, con los radios llenos de banderitas y el ring ring de su timbre que hacía sonar para que mi abuela supiera que ya había llegado de la plaza.
Muchas noches bajaba y me sentaba a ver las interminables partidas de tute de mi abuelo y sus amigos. Me encantaba la seriedad y el silencio con el que jugaban. "En el tute no se habla; decía mi abuelo".
Encima de la bodega, estaba "la venta". "La venta", era el negocio de mis abuelos; había de todo lo que se puedan imaginar... fruta, congelados, ropa, material de ferretería, pienso para los conejos y las gallinas, bebidas, golosinas de todo tipo.

Yo dormía en el piso de arriba. En el dormitorio de mis abuelos, en una cama altísima de hierro azul y colchón de muelles. Las duermevelas eran divertidísimas. Mientras mi abuela leía novelas de Corín Tellado; mi abuelo y yo jugábamos la baraja. Mi abuelo me enseñó a jugar al tute, envite, al burro (jajajaja), la ronda e infinidad de trucos de magia que aún recuerdo. Mi abuelo mostraba una devoción por todo lo que hacía conmigo, que no ha tenido nadie, ni siquiera mis padres. Recuerdo que le encantaba que le contara chistes de Jaimito, que aprendía en el colegio. Él se partía de risa.

El amanecer me sorprendía con el bullicio de la gente del pueblo que venía a comprar a "la venta", pero sobre todo el olor a pan de pueblo. Me levantaba de un salto me duchaba con agua fría y bajaba corriendo a hacerme "El Bocadillo": chorizo de perro, jamón y queso. El bocadillo perfecto. Ese era siempre el principio de un gran fin de semana.
No he vuelto a comer bocadillos de chorizo, jamón y queso; desde hace más de 20 años. Quizás deba comerme uno otra vez.

"Hay hombres que luchan un díay son buenos.
Hay otros que luchan un añoy son mejores.
Hay quienes luchan muchos añosy son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida:
Esos son los imprescindibles".
Bertolt Brecht

"Siento la necesidad"


"Dejo que me busque el agua
sentado junto a la playa
Rompen olas en mi frente
besos de sal en mi cara

Como busca su otro espacio

la estrella fugaz que pasa
Lengua que besa la arena
Músculo de ola quebrada"
LUIS PASTOR

Hoy siento la necesidad de buscarme...
Siento una urgencia casi vital de revolver en mis recuerdos y averiguar en que lugar del camino me perdí. En cierta manera es un ejercicio casi hipócrita porque tengo una ligera idea del momento y el sitio exacto dónde ocurrió mi metamorfosis.

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, pardusco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.


Lo mío no sucedió tan de repente. Fue un irme dejando llevar por esa enfermedad que confundimos con amor. Esa enfermedad cuyo primer síntoma es olvidar que la persona de la que enfermízamente te has "enamorado" también va al baño, se levanta con ojeras, mal aliento, quizás deje baba en la almohada, etc...
No puedo echarle la culpa a ella de haberla puesto en un altar lleno de flores; tan alta, que era incapaz de ver los defectos que tenía. Ni siquiera puedo echarle la culpa de aprovecharse de mi total ausencia de autoestima... Eso ha sido sólo culpa mía.
Así qué, divagaré de un lado a otro del camino, con la esperanza de ir encontrando a la persona llena de sueños y esperanzas que fui y desterrar para siempre al desecho en el que me he convertido.

"Hay un triste reflejo de cielo flotando en mi alma
Hay un libro desnudo de rima que a veces me calma"
LUIS PASTOR

"Debo leer en el mar la lección de lo inmenso y renombrar el color que la vida me enseña debo saber respirar un oxígeno fresco y regresar a ese sol que contigo me espera"

Silvio Rodríguez